Existe
una verdad universal que te hará más tolerante con los demás y te ayudará a
juzgar menos: Todo ser hace en cada
circunstancia lo que cree que es mejor, y para ello hace lo máximo que puede en
ese momento. Nadie hace la peor elección a sabiendas, la desgracia es que
no sabemos que es lo mejor para nosotros o no tenemos suficiente energía para
cambiar las cosas.
Hay
carreteras de doble sentido con un seto en medio, que hacen imposible ver al
conductor a un peatón que cruce indebidamente. He tenido ocasión de ver muchas veces personas cruzando
por estos sitios, ¡ a tres metros de un paso de peatones señalizado! . Este
tipo de personas no tienen siquiera conciencia del peligro que corren por ganar
un minuto, que posteriormente perderán viendo un escaparate. No es que sean
tontos, no lo hacen aposta, pero su conciencia no da para una mejor elección. A
una persona en ese estado no puede enseñársele nada provechoso porque no tiene
siquiera el más básico instinto de supervivencia. Antes de poder progresar en cualquier
camino espiritual has de recordar que has venido aquí a aprender algo que solo
este entorno puede enseñarte. No puedes progresar sino eres una persona capaz
de desenvolverte con soltura en tu entorno particular, cumpliendo las
obligaciones que la vida te ha traído.
El
Universo utiliza la individualidad para conocerse a si mismo. Para ello deben
existir diferencias o imperfecciones ya que un todo uniforme no puede
evolucionar, no habría posibilidad de comparaciones ni de conocimiento. Por desgracia eso crea
desigualdades aparentes o “injusticias” que no son tales si partes de la base
de la unidad de todas la cosas. Por ello cada ser es diferente y nace con una
cantidad de energía concreta y definida, que no variará durante toda su vida. Existen
dos propiedades fundamentales para el ser humano con la energía: la cantidad y
la calidad. La cantidad no depende de lo evolucionado que se sea, por lo que
podemos ver a personas muy poco evolucionadas o abiertamente malvadas que
triunfan en sus empeños por la energía que poseen, digamos que se salen con la
suya de forma “injusta” y consiguen las cosas sin esfuerzo. Sin la energía
suficiente el cambio es imposible y solo nos podemos dejar arrastrar por la
corriente. Pero no confundamos el conseguir lo que se quiere (cantidad de
energía) con la Felicidad en la vida (cualidad de la energía). La calidad de la
energía no viene determinada por el nacimiento sino por la fricción creada a
través del trabajo personal y la lucha con nuestros defectos. Ese tipo de
trabajo agudiza la conciencia, te hace ser mejor persona y te trae paz. En las
combinaciones más extremas encontraremos a un santo, mucha cantidad y calidad, y
al inconsciente egoísta, ni cantidad ni calidad.
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